Una entrevista d'un interès brutal a un dels psiquiatres més interessants. Et passo algunes de les seves perles:
El capitalismo trata como trastorno de personalidad lo que antes se consideraba lealtad, coherencia u honradez.
«Lo que usted necesita no es un psiquiatra ni una pastilla, sino un comité de empresa», receta a veces Rendueles a los pacientes que se acercan a su consulta aquejados de los estreses y astenias consustanciales al esclavismo moderno. Que el mundo recupere un sentido de lo colectivo cada vez más menguado es la aspiración política fundamental de este loquero atípico y heterodoxo que se educó con [el filósofo anarquista] José Luis García Rúa, simpatiza con Podemos y no perdona al PCE que devorara con falsas promesas a los mejores de su generación ni al PSOE que encarcelara a su hijo César por insumiso (...)
Freud decía que hay que valorar si el enfermo consigue alguna ventaja con el síntoma. Por ejemplo, un histérico obtiene con sus síntomas la ventaja de llamar la atención. La idea de la cura freudiana es que hay siempre que comprobar si el enfermo no está mejor de lo que estaría sin ese síntoma y, en general, no ampliar nunca la ventaja del paciente en la relación terapéutica. En línea con eso, Freud sostenía que siempre hay que cobrarle al paciente las sesiones, vaya o no vaya a ellas, y que no se debe coger como paciente a quien no pueda pagar, porque si se coge a alguien gratis se le proporciona una ventaja que cronifica su trastorno mental (...)
Después del Prozac, la siguiente poción mágica fue la Paroxetina, un fármaco de diseño que se inventó después de transformar la timidez en un cuadro clínico llamado fobia social. En el último congreso de ese horror que es el DSM-5 el último grito en materia de psiquiatrización social ha sido la anhedonia, que es el no sacar disfrute de las situaciones y es ahora motivo de consulta psiquiátrica porque se considera una depresión encubierta. Va a ser la próxima epidemia. Al final, los trastornos de personalidad son ya tantos que quien no cae en uno cae en otro. Otra cosa de la que se habla ahora es la personalidad opositora. Ahí cae todo: si te opones a algo, si discutes, tienes un trastorno de personalidad opositora (...)
Buscar remedios donde no los hay para malestares derivados de las relaciones de pareja, sociales y laborales; males que se solucionan enfrentándose a ellos, pero que atacamos tomando pastillas. Hay un malestar que sólo puedes atajar modificando la situación que lo causa y en lugar de eso tomas una pastilla que te hace ver la situación de una forma más tolerable (...)
Carlos Castilla del Pino definía las pastillas como prótesis conductuales. Es una etiqueta muy buena para esto que hablamos, porque ahora las pastillas son, sí, una prótesis del capitalismo, un factor necesario para la supervivencia del capitalismo. El mandato capitalista es: «Sé gerente de ti mismo, empréndete a ti mismo». Tienes que acumular un capital cultural, un capital deportivo, un capital estético dicen ahora, etcétera, para interaccionar ventajosamente con los demás en la competencia social.
El soma de Un mundo feliz, la famosa novela de Aldous Huxley, no era una fabulación literaria, sino una profecía absoluta. Y lo aterrador es que esos procesos van en ascenso: no hay ninguna estadística que arroje que está disminuyendo la toma de ningún tipo de pastillas (...) la gente toma Orfidal en dosis que hace diez años eran consideradas tóxicas (...) Y no sólo Orfidal. Los analgésicos, las pastillas para el dolor, también es otra brutalidad lo que se toman (...)
Llamamos enfermedades a nuestras equivocaciones para no vernos obligados a enfrentarnos con ellas. Una enfermedad es una fatalidad inevitable, no el producto de un error: «No tengo que rehacer mi biografía, me basta con atiborrarme de pastillas». En la sociedad actual, por otro lado, ya no existe el sentimiento de culpa y los mensajes que lanzan los libros de autoayuda es: «Quiérete a ti mismo» y «No te ralles». Y hay que rallarse. Si tu vida está mal porque has cometido errores, tienes que rallarte, no debes autodisculparte, has de luchar para cambiar esa situación (...)
Pablo Batalla Cueto (2016): Entrevistas en el Toma 3 - Guillermo Rendueles, Psiquiatra y figura histórica de la izquierda gijonesa. Asturias24, 03.01.2016. Accessed January 08, 2016.
El capitalismo trata como trastorno de personalidad lo que antes se consideraba lealtad, coherencia u honradez.
«Lo que usted necesita no es un psiquiatra ni una pastilla, sino un comité de empresa», receta a veces Rendueles a los pacientes que se acercan a su consulta aquejados de los estreses y astenias consustanciales al esclavismo moderno. Que el mundo recupere un sentido de lo colectivo cada vez más menguado es la aspiración política fundamental de este loquero atípico y heterodoxo que se educó con [el filósofo anarquista] José Luis García Rúa, simpatiza con Podemos y no perdona al PCE que devorara con falsas promesas a los mejores de su generación ni al PSOE que encarcelara a su hijo César por insumiso (...)
Freud decía que hay que valorar si el enfermo consigue alguna ventaja con el síntoma. Por ejemplo, un histérico obtiene con sus síntomas la ventaja de llamar la atención. La idea de la cura freudiana es que hay siempre que comprobar si el enfermo no está mejor de lo que estaría sin ese síntoma y, en general, no ampliar nunca la ventaja del paciente en la relación terapéutica. En línea con eso, Freud sostenía que siempre hay que cobrarle al paciente las sesiones, vaya o no vaya a ellas, y que no se debe coger como paciente a quien no pueda pagar, porque si se coge a alguien gratis se le proporciona una ventaja que cronifica su trastorno mental (...)
Después del Prozac, la siguiente poción mágica fue la Paroxetina, un fármaco de diseño que se inventó después de transformar la timidez en un cuadro clínico llamado fobia social. En el último congreso de ese horror que es el DSM-5 el último grito en materia de psiquiatrización social ha sido la anhedonia, que es el no sacar disfrute de las situaciones y es ahora motivo de consulta psiquiátrica porque se considera una depresión encubierta. Va a ser la próxima epidemia. Al final, los trastornos de personalidad son ya tantos que quien no cae en uno cae en otro. Otra cosa de la que se habla ahora es la personalidad opositora. Ahí cae todo: si te opones a algo, si discutes, tienes un trastorno de personalidad opositora (...)
Buscar remedios donde no los hay para malestares derivados de las relaciones de pareja, sociales y laborales; males que se solucionan enfrentándose a ellos, pero que atacamos tomando pastillas. Hay un malestar que sólo puedes atajar modificando la situación que lo causa y en lugar de eso tomas una pastilla que te hace ver la situación de una forma más tolerable (...)
Carlos Castilla del Pino definía las pastillas como prótesis conductuales. Es una etiqueta muy buena para esto que hablamos, porque ahora las pastillas son, sí, una prótesis del capitalismo, un factor necesario para la supervivencia del capitalismo. El mandato capitalista es: «Sé gerente de ti mismo, empréndete a ti mismo». Tienes que acumular un capital cultural, un capital deportivo, un capital estético dicen ahora, etcétera, para interaccionar ventajosamente con los demás en la competencia social.
El soma de Un mundo feliz, la famosa novela de Aldous Huxley, no era una fabulación literaria, sino una profecía absoluta. Y lo aterrador es que esos procesos van en ascenso: no hay ninguna estadística que arroje que está disminuyendo la toma de ningún tipo de pastillas (...) la gente toma Orfidal en dosis que hace diez años eran consideradas tóxicas (...) Y no sólo Orfidal. Los analgésicos, las pastillas para el dolor, también es otra brutalidad lo que se toman (...)
Llamamos enfermedades a nuestras equivocaciones para no vernos obligados a enfrentarnos con ellas. Una enfermedad es una fatalidad inevitable, no el producto de un error: «No tengo que rehacer mi biografía, me basta con atiborrarme de pastillas». En la sociedad actual, por otro lado, ya no existe el sentimiento de culpa y los mensajes que lanzan los libros de autoayuda es: «Quiérete a ti mismo» y «No te ralles». Y hay que rallarse. Si tu vida está mal porque has cometido errores, tienes que rallarte, no debes autodisculparte, has de luchar para cambiar esa situación (...)
Pablo Batalla Cueto (2016): Entrevistas en el Toma 3 - Guillermo Rendueles, Psiquiatra y figura histórica de la izquierda gijonesa. Asturias24, 03.01.2016. Accessed January 08, 2016.
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